jueves, 6 de enero de 2011
Orgullo y Prejuicio, la grandeza de Jane Austen
Seis novelas bastaron para hacer de Jane Austen una grande. De todos es sabido que el resultado de una película depende de su conjunto pero si partes de un material fantástico hay menos posibilidades de cagarla (aunque hoy en día hay numerosas obras que destrozan sin piedad). No se puede hablar de una película basada en la obra de Jane Austen sin mencionar a la propia autora, hay que hacerlo puesto que fué su vida lo que marcó su obra, palabra por palabra. La pregunta que muchos nos hacemos hoy día es ¿Hasta dónde podría haber llegado esta mujer? Una muerte con tan solo 41 años nos ha impedido saberlo.
Su obra siempre ha sido vista con desagrado por un sector de público (en su mayoría masculino) que no es capaz de ver más allá de lo que parece. Jane Austen expresa de una manera absolutamente irónica y mordaz los tópicos de la época en la que le tocó vivir, el tan admirado siglo XIX, con sus bailes, trajes y parafernalia. Lo que está claro es que fue una "adelantada a su tiempo" y se puede decir que se dedicaba a reirse, en sus obras, de todo lo que ocurría a su alrededor y así pues encontramos términos comunes en todas sus novelas: una protagonista que sabe lo que quiere, independiente, distinta y que suele tener una o más hermanas y vivir en un entorno rural. Una madre histérica que solo piensa en guardar las apariencias y casar a sus hijas, un padre comprensivo, al fin y al cabo una sociedad vista desde un punto de vista aparentemente serio pero más cómico de lo que imaginamos y unos sucesos que, en ocasiones parecen sacados de una comedia (inteligente) de enredo con su particular toque culebronesco. Todo ello escrito con clase, estilo y a sabiendas. El punto más comentado son, sin ninguna duda, sus finales. La desgracia en el amor tanto de Austen como de su hermana (cuyo marido murió en la guerra) hizo que le diera a sus protagonistas "todo lo que desearan" por lo que el drama más puro o los finales infelices no tienen cabida en su obra, algo muy criticado por sus contemporáneos..
"Orgullo y Prejuicio" reune todos los elementos anteriormente mencionados y es, sin duda, la obra maestra de Jane Austen. Partiendo de esa base podía salir algo muy bueno o un desastre, los ingleses son unos apasionados de su obra, son unos apasionados de todos sus autores célebres en general y las diferentes versiones y representaciones de la obra han sido cuantiosas hasta que el director Joe Wright se encargó de adaptarla al cine dándonos una obra maestra tan grande como la novela en la que se basa. Todo es perfecto partiendo de un guión fabuloso, una dirección impecable y unos actores en estado de gracia. Keira Knightley nunca ha estado tan perfecta en un papel (con nominación al Oscar incluida), su Elisabeth Bennett es la más "rebelde" (por decirlo de alguna manera) de todas las hermanas pero su vida da un pequeño cambio cuando aparece el Señor Darcy, personaje frío, antipático, detestable... solemos prejuzgar antes de conocer y ahí está la clave. El nombre de Darcy ya es clásico en otras obras cinematográficas inglesas para personajes masculinos que parecen estirados pero luego resulta que nos sorprenden como el Darcy de Colin Firth en "El Diario de Bidjet Jones", todo un guiño. Tenemos a Brenda Blethyn como refente cómico de la cinta encarnando a una madre que solo quiere ver a sus hijas casadas, Donal Sutherland pone rostro a la bondad y a la paciencia como el padre de familia. Carey Mulligan, Jena Malone, Talulah Riley y la guapísima Rosamund Pike dan vida a las hermanas de Elisabeth, cada una con su personalidad y encanto propio.
No estamos ante una película pastelosa y ya está, estamos ante un relato irónico que buscaba y pedía libertad. Cada diálogo, cada frase denota un doble sentido, una crítica y una manera de hablar barroca pero concreta, propias de un genio. Jane Austen es y será admirada por no decir las cosas tan claras como puede parecer, por hacer de su infelicidad una forma de inspiración creando unos personajes siempre felices y por mostrarnos una sociedad sin contemplaciones y con las apariencias como bandera... ¿Realmente hemos cambiado tanto? Yo diría que no.
Estamos ante una película para disfrutar, para ver sin prejuicios (nunca mejor dicho), para comprobar la gran pérdida que sufrimos y cómo seis novelas son poco para lo que realmente podría haber sido. Gracias Jane.