"Tomorrow, When the War Began" (Mañana, Cuando la Guerra Empiece) es el primero de una serie de libros que son un auténtico fenómeno en Australia, la adapción cinematográfica de esta primera parte ha sido la película más taquillera de 2010 en dicho país por lo que las secuelas están en camino. Llega a España esta primera parte sin que la conozca ni Cristo y una servidora habiendo visto ya todo lo que venía en la lista de "imprescindibles" (127 Horas, la grandiosa Cisne Negro, El Discurso del Rey...) optó esta semana por el entretenimiento más fácil. Una película adolescente que tiene sus partes buenas y malas y donde, estoy segura, el libro (el cual no he tenido el placer de leer) será mil veces mejor que la cinta.
"Mañana, Cuando la Guerra Empiece" no puede comenzar peor (nunca mejor dicho). Nuestra protagonista de turno decide, junto a su mejor amiga, ir de acampada a un lugar remoto en medio de la nada llamado Infierno (precioso nombre) pero lo hacen acompañadas de un séquito de adolescentes variopintos (tal y como manda la tradición) y a cada cual más mono: la rubia pija, el delincuente, la santa, el chulo, el asiático mudo... las subnormalidades profundas se van sucediendo hasta que, por fín, el esperado giro de guión ya contado en el título sucede y volvemos a interesarnos mínimamente por la película.
Al volver de la acampada la gente ha desaparecido y el pueblo y todo el país está invadido por unos soldados que siguen la ley de "A la mínima tiro en la cabeza", ya me entendeis, y, nuestros, en un principio, bobalicones adolescentes se transforman en una especie de guerrilla que lucha en esta guerra por recuperar su país. Estoy segura de que el libro logra mostrar ese mensaje del que solo se ven destellos en la película, el hecho de que unos jóvenes que nunca se han preocupado por nada, que siempre lo han tenido todo hecho derepente tengan que sobrevivir solos luchando por su vida y, por supuesto, matando a quien haga falta. Esa evolución de carácteres, esa maduración por parte de los personajes no se consigue del todo, puede que la chica religiosa sea la que más se acerque a lo que querían conseguir mientras la pija da más risa que otra cosa y los demás tampoco tengan mucho que aportar dejando el peso de la trama en una protagonista que logra salvar los muebles en determinados momentos de inspiración como cuando apunta con el arma al fumeta mientras tú solo puedes desear que dispare.
Destellos, destellos de calidad en actuación y en determinadas escenas que no son capaces de llegar a más. Momentos realmente entretenidos, palomiteros pero con su punto serio como la primera vez que llegan al pueblo para ver lo que está ocurriendo y son tiroteados sin piedad o la persecución en el camión de la basura se mezclan con cosas como conversaciones sobre chicos en medio de la guerra o líos amorosos salidos de la nada que hacen que tú también quieras salir, pero de la sala. Una de cal y otra de arena en un producto con ocasiones de gran entretenimiento estropeadas por empeñarse en lo más fácil, el ñoñerío de siempre fallando en lo peor que podrían hacerlo cuando tocan estos temas y es en no dotar a los personajes (dentro de su tópico) de la personalidad suficiente para empatizar con cualquiera de ellos aunque el esfuerzo de la protagonista se note en cada escena parece que estemos más ante un producto que podría haber dado más de sí en forma de serie de televisión que en película puesto que cuando aún estás medio conociendo a los personajes ya están en medio del pifostio.
Si bien es cierto que conociendo el bajo presupuesto de esta cinta australiana bastante para ponerse a aplaudir. Producto adolescente que peca precisamente de ello, mucha rapidez y poco encanto con destellos de calidad aquí y allá que hacen posible una visión completa de un film que se empeña en repetirnos una y otra vez los valores que desea mostrar cuando deberían haber sido las propias situaciones las que debían haberlo hecho, aunque no se puede negar que la trama y los nenes montando una guerrilla llaman la atención cortando la cosa en el punto álgido en vista de secuelas. También es cierto que cuando uno se levanta de la butaca no puede evitar pensar eso de "Las he visto peores", algo que le viene a esta película como anillo al dedo. Pasatiempo pasajero (con intento de mensaje incluido) que se deja ver.